Que los paseos dominicales en bici son para automovilistas empedernidos con cargo de conciencia, ¿quiobo?
Que las ciclovías son para que los ciclistas no estorbemos a los coches, ¿quiobo?
¿Se dio cuenta el "círculo rojo" de que la bicicleta es una buena alternativa vial? ¿Fue la hija del "licenciado" de vacaciones a Amsterdam y vio güeras muy bonitas pedaleando la ciudad? ¿Hasta entonces les cayó el veinte de que la bici no es nomás para preliminares y suajadores?
¿No había sido León ciudad bicicletera desde un poquito antes de que ciertas autoridades vieran "chic" el ciclismo de Instagram?
¿No es cierto que, diariamente, desde hace décadas, miles de trabajadores hacemos nuestros trayectos cotidianos en bicicleta, toreando automóviles, autobuses, camiones de carga, baches, postes, charcos, basura, etc?
¿O la idea es parecer hipster de Copenhage, no pespuntador de San Miguel?
Poco a poco las autoridades van construyendo ciclovías, algunas muy dignas, muy bonitas. Agradezco y defiendo esa apuesta por la construcción de espacio urbano vivible, gozable.
Pero tenemos también postes de alumbrado que se yerguen majestuosos justo en la línea de la ciclovía de Blvd. Torres Landa entre las avenidas Paseo de Jerez y San Pedro. Quiero pensar que son un parte de algún programa de entrenamiento en reflejos y reacción rápida. Y definitivamente esa nunca ha sido la ruta de los paseos de los miércoles; esos salen del Arco de la Calzada, pero resulta que también hay gente que pasa en bici por aquí.
Qué diferencia, ¿no?
O tenemos el Monumento a la Hegemonía del Automóvil y Mausoleo de la Dignidad Bicicletera (la que nunca ha sido un activo cultural muy apreciado).


Porque no me imagino, EN ESTA CIUDAD, a ningún ejecutivo o funcionario haciendo esto al menos dos veces al día, seis días a la semana.


(Las dos imágenes anteriores son del sitio http://www.leon.gob.mx/noticias/index.php?idarticulo=1383, recuperadas el 19 de marzo de 2013 a las 22:25 hrs.).
Porque, además, importa no sudar mucho el traje (como si ellos lo lavaran personalmente).
No me imagino tampoco a los (i)responsables del Centro Comercial Altacia y de la tienda Liverpool (¿son de apellido Arena?) junto al Distribuidor Vial, sorteando divertidos su propia pista de obstáculos para acudir al trabajo.
O será que, en el imaginario colectivo, el concepto "bicicletero" no goza buenas connotaciones. Será que seguimos viviendo lejos de donde trabajamos, "total, para eso tengo coche". Será que las vialidades se siguen pensando para automotores, y al caer en cuenta de que peatones y ciclistas también las usarán, entonces, "ni modo, hay que pavimentar la banqueta". Pero podemos tardar meses o años, "total, para eso tengo coche". Y si se pavimenta de modo que durante la época de lluvias se formen charcos gigantescos, "total, para eso tengo coche".
Y los padres de familia, orgullosos, presumen: "Mi hijo ya compró carro".
Orgullosos, presumen: "Mi hijo ya compró una máquina capaz de transportar a 5 personas, pero la desperdiciará transportando cotidianamente sólo a una, contribuyendo a generar toneladas de CO2 cada año en el proceso".
Porque si el chamaco anda en bicicleta, ¡qué vergüenza!, las amigas de su mamá lo mirarán como si le hubieran extirpado medio hígado al pobre.
Será que, en realidad, no se apuesta por reducir el tráfico de automotores, con la consiguiente reducción de impacto ambiental, conflictos viales, stress... o recaudación de impuestos. Ah, ya entendí...
Vivir la ciudad en bicicleta cotidianamente es vivir otra dimensión de la injusticia, la exclusión, la inequidad. La conocida "doble moral" leonesa también es vial, no sólo sexual.
Porque al llegar al estacionamiento de un centro comercial (hectáreas de estufa atmosférica), tengo cientos o miles de opciones para estacionar el coche, pero si llego en bicicleta, tendré suerte si encuentro cerca donde asegurar la bici, me vayan a regañar los guardias. Quizá sí instalaron por ahí, entre los cientos de cajones de aparcamiento automotriz, una parrilla para dejar bicicletas, graciosa concesión al proletariado.
Sí está bonito pedalear la Madero, por supuesto. Y deseo poder hacerlo no sólo en domingo, sino sino tener la misma seguridad como ciclista entre semana, durante mi jornada laboral normal, y no sólo la Madero, sino toda la ciudad.
No es la mirada, sino la cultura lo que falla. O será que ambas son, más o menos, lo mismo.
En otras palabras: no es un asunto de infraestructura, sino de cultura, de imaginarios, de significados, de concepciones de vida.
En una ocasión, a mi hermano, ciclista también, un automovilista le gritó "¡Ah, cómo estorban con sus bicicletas!".
En fin, mientras en el "razonamiento" geométrico-espacial de muchos, una bici estorbe más que un automóvil, seguiré tratando de no estrellarme con ese poste.
Imágenes de Sergio Miranda Bonilla, excepto donde se indica.



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