jueves, 16 de mayo de 2013

Machismo, caballerosidad, feminismo, damosidad

¿Y no será que algunos hombres se declaran "feministas" nomás para ligar académicas?

He sostenido que numerosas actitudes ligadas con la "caballerosidad" no son más que modos ocultos de machismo.

Y en ocasiones he sido acusado de "machista" por alumnas que esperan algún trato preferencial cuando les llamo la atención por cuestiones académicas o disciplinarias.

Son las mismas que sostienen que una chava no se le puede "aventar" a un chavo porque eso es de "zorras".

Pero el machista soy yo, claro...

Entiendo la evolución histórica y las circunstancias concretas de algunos proyectos feministas hacia defensa de la equidad de derechos entre géneros. No tiene nada de raro que tal conciencia iniciase del lado oprimido. Pero confieso que me cuesta identificar el término "feminismo" con esa causa. 

El lenguaje, las ideologías, los proyectos y las identidades se confunden. El "esclavismo" no defiende los derechos de los esclavos, ni "catolicista" es lo mismo que "católico". Ni "helenista" que "helénico": hay tres siglos de decadencia entre ambas realidades. Del mismo modo en que "hembrismo" se presenta como un término tan cargado de hegemonía y exclusión, que no necesariamente de "empoderamiento": otra voz difícil. Como difícil el debate por "los mexicanos y las mexicanas", en lugar de sólo "los mexicanos".

Personalmente, no creo que defender la equidad de género me haga "feminista", así como adherirme al proyecto de Jesús de Nazareth no me hace "cristianista", ni coincidir con Sidharta Gautama me hace "budista" ni compartir la perspectiva de Marx me hace "comunista".

Por lo pronto, sigo en espera de que se instaure la "damosidad" y hago eco a las posturas de Marcelo Mario de Melo en su "Manifiesto Masculinista Nordestino"*:

La caballerosidad es cansada, aburrida y costosa. Delicadeza es unisex. Que sea extinguida la caballerosidad o se instaure, también, la «damosidad»; queremos recibir flores; exigimos la modificación del «Padre nuestro»: «Padre y madre nuestros… Bendito sea el fruto de nuestro vientre y de nuestro semen…»

No que yo sea "masculinista", tampoco. En todo caso, ciclista sí. Más o menos.




Addendum en septiembre de 2014:

A ver...

No soy feminista. No entiendo el feminismo. Quizá porque el feminismo, el comunismo, el cristianismo, el neoliberalismo, el veganismo y todos los "ismos", cuando no se asumen fértiles a la diversidad, son ideologías que al final, veo la historia, tienden a cerrarse sobre sí de esclerosis, incapaces de escuchar, ciegas si no es al dogma.

No soy feminista. Quizá porque no me checa que una búsqueda de equidad tome un nombre excluyente. No estoy en contra, tampoco. Aunque, en términos políticos, abomino aquello de que "quien no está conmigo está contra mí" (ya podriamos discutir la frase en otros ámbitos).

No soy feminista porque he visto mujeres y hombres plenos en decisiones de vida que coinciden con la tradición, enfrentados a la suficiencia o lástima activista.

No soy feminista aunque reconocerlo me traiga un conflicto gratuito e irracional de quienes me anatemizen misógino. He visto cómo feminismo se confunde con "hembrismo" y "machismo" con masculinismo, con tremenda injusticia e ignorancia. No soy feminista quizá porque, con envidia, he visto hombres, sobre todo en círculos intelectuales, adherirse nomás para ligar o quedar bien.

No soy feminista porque no he visto el feminismo. He visto, sí, uniformes feministas y conductas justas y equitativas dentro y fuera de ese paraguas. Así como no he visto el cristianismo, sino, valga el término, a los "cristianistas" y al amor realizarse en la acera opuesta. En todo caso, habría que revisar los feminismos, en plural (y vaya que he visto cristianismos).

Sí necesito encontrar feministas que enfaticen el diálogo. Indignaciones constructivas, no incendiarias. Más: necesito encontrar personas que no juzguen con suficiencia en sus propios términos que el resto de la humanidad está, al menos, equivocada, ya no condenada. En mi experiencia, años de confrontación fueron estériles. Hoy creo más en los puentes que en las antorchas, y en vivir una ética más que ondear banderas.

Quiero afirmar que es padrísimo ser hombre, ante mujeres orgullosas y aún ante peleadas con su menstruación o ante otra que murmure con sospecha que debiera estar avergonzado.

Me interesa fomentar una sociedad que no culpabilice a las víctimas de violación, que supere una caballerosidad esclavizante, que acoja con esperanza la diversidad de géneros y que permita a los hombres los permisos de paternidad y a las mujeres tomar la iniciativa en el ligue. Que ninguna mujer muera por ser mujer, que ningún hombre viva muerto por ser hombre. Y suscribo con antojo aquel Manifiesto Masculinista Nordestino. Y se me antoja rebasar la teología del estereotipo (donde leo que Dios no se sienta para mear o que feminismo es frigidez con cartelones).

Celebro y agradezco que conozco y defiendo estas causas (que no banderas ni etiquetas) gracias a tantas mujeres que asumieron con sangre sacudir nuestra conciencia y ponerle nombre a la inequidad y opresión. Sé que por ello soy fruto en parte de muchos feminismos, y les estoy en deuda. Identifico las trampas lingüísticas de género. Reconozco mis incongruencias y terribles metidas de pata, reconozco mi historia y mi origen y que falta caminar.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Verde será...

Quince de Mayo, Día del Maestro en México. Pedaleo rumbo a la comida que cada año organiza el colegio donde doy clase. La bici, como de costumbre, esquiva la peligrosa zona de obstáculos en que el nuevo centro comercial de moda convirtió la banqueta. Conforme avanzo, noto más policía, oficiales de tránsito, obreros de construcción y supervisores. Más que lo usual.

Al llegar a la zona del Distribuidor Vial "Juan Pablo II", me desoriento. Tristemente, lo que me alerta es la rara sensación de que el ambiente es más fresco y  cómodo que de costumbre. Mi campo visual es invadido por abundante verde bandera. O verde partido oficial. 

Es pasto. A mis pies, pasto y lodo, también, atravesado por tenues líneas cada tantos metros, como una alfombra. 

Tardo en reaccionar. Me encuentro haciendo equilibrio en los 10 centímetros de la guarnición de la "banqueta" para no caer al arroyo del boulevard. Pero no hay banqueta. Hay pasto y hay lodo. Antes no había (pasto, porque el lodo es casi omnipresente en este rumbo).

Y entonces la escena va cobrando sentido. Están maquillando la zona. Y eso en México sólo se hace para los ojos del "licenciado". O "licenciada", en el caso de mi ciudad. 

Cientos de metros de pasto en rollo, recién colocado... sobre la ciclovía.

Kafka no lo habría descrito mejor. La ciclovía (que tampoco es que sea un portento del urbanismo local) comida de pronto por una verde mancha que nunca me había parecido tan voraz. Pasto en rollo. Colocado a las prisas: la directora de la primaria improvisando un teatrino porque viene el supervisor escolar de visita.

Evidentemente, no me complace esta repentina manera de cubrir el atroz déficit de áreas verdes en León. Los ciclistas a mi alrededor también muestran la expresión que veríamos en la fauna migratoria al regresar a su hábitat y encontrarlo completamente talado. Algunos ya están calculando cómo atravesar ilesos el constante río de automóviles.

Detengo mi bici, tomo una foto, y llamo la atención de un operario con gaffette. Para este momento, ya era obvio.

- Buenas tardes, ¿habrá alguna visita oficial...?

- El presidente, mañana -radio en mano, sin molestarse demasiado-.

- ¿Y la ciclovía?

- No sé, joven, a lo mejor los de Tránsito...

En el lenguaje de los memes de internet: "F*ck you, that's why".

"Así de huev*s", diríamos aquí.



León, Guanajuato, México. Miércoles 15 de mayo de 2013.
Con un saludo  fraterno a los "compas" de  El Bicitante en Bogotá, Colombia.




jueves, 9 de mayo de 2013

No se es poeta

No se es poeta.

No se crea poesía.
No se hace.
No aquí.

Se practica, la poesía.

Se escribe.

Se persigue la palabra, se flagela uno,
se oculta el alarido, se gana uno la vida.
No se apilan letras sin hambre.

El poeta ya murió, ya no nos siente.
Ya es poeta.

Uno se desgrana de temblores.
Va dejando.

Uno no engaña.

Nomas miente.

Miércoles 8 de mayo de 2013.

martes, 7 de mayo de 2013

Los que envejecen son manglar

Envejeciendo somos mangle
taladrando en el futuro,
raíz inversa.

Todos nacemos un día
pero algunos vamos más adentro,
más arriba.

Y aún,
menos topo que mis padres,
no he tornado
a comprobar la claridad
o si el canario, todavía...



Soberbia

Escuché a uno,
biólogo hoy, superhéroe,
de tierra seca,
desear una ceiba,
ebrio de sí.

No le confiaría
las cucarachas.
Acaso un cobro mercantil.

Mayo de 2013.

Puesta (Cada tarde)

Fuiste miel, acero y sangre
y nunca supe en que momento te erigiste
como eterna levedad de los infiernos,
pronto y dulce simulacro de mi artritis.

Me llamaste desde el "no", desde la culpa
al transigir con el linaje, deserté y sedujiste,
diario, cada tarde,
Occidente desnudándose imposible.

Pasaste sobre mí, marcándome
cada tarde, en y siendo
cada tarde.

No aprendí a ignorarte,
hoy no súcubo,
mejor astronomía o suspiro,
destino no cumpliente,
amasijo de recursos temporales,
que tejí, débil, hasta que el puchero
engordó en hubieras.

Temprano me amputó la geografía.
(La veía, literalmente,
la veía desde lejos, desde arriba,
las lámparas, poco a poco,
yo sabía donde vivía y mis fronteras,
decir "fuimos" y nombrar-nos en la misma línea,
entonces un consuelo insulso).

Y, testigo perenne, enrojecías,
amarilleabas,
oscurecías, estrellecías,
me forjaste y te encaro.

Hoy no te temo.
Con sed desde no verte.
Yo palpito en esas nubes.
Te respiro prolongada.
Lo que dures.
También mañana.

Lunes 6 de mayo de 2013.