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(Están los que escriben bien, los que escriben mucho, están los que publican mucho blog. ¿Será menos aciago perpetuarse?
Construir un pantheon y embrutecerme: Rojas, Pacheco, Gorostiza.
Por pura esperanza, creo. Porque busco. Porque quiero salvarme. Porque me escasea el rock y por cobarde).
I
Me inmolé de atardeceres.
Me rubriqué silencio.
¿Qué la letra, si no
sacramento, sacristía, sacrilegio?
Era el mito, la inocencia, el arrebato,
la raída letanía de los inviernos.
Y fue la vista.
Aun (aún), cuando era el canto: el ojo.
La cuerda: la silueta.
Y escuché sólo por el deseo del tacto.
De pies ligeros, muecas.
De pura distancia, extraviado.
Me escribí "bufón"
en los zapatos puntiagudos
para que sólo agachándose leyeran.
II
"Inexorable" es palabra de poesía.
"Conjuro" también.
"Maltrecho" y "sino"
"Apócrifo", "luciérnaga" y "vedado".
"Profeta", "cántaro" y "nido".
(Me reconozco cerca de la dimensión simbólica. Admito mi liturgia no elegante).
Habría, sí, que dar combate
al manantial que decanta en lo fingido.
"La ciudad se emancipó de inviernos.
Simulacros que amamantan lo prohibido".
Y en los ecos no poblados de mi angustia
el prodigio del "siquiera" y la ilusión del "todavía",
sílabas y malabares,
verso libre, tiranía.
III
"Deshidrátame en cristales.
En tu piel, que es sacramento.
"De los golpes acaecidos,
del suplicio que me invento
"Profanando tempestades
rubricándose en el viento
"Deslavándose gerundios
No concilio, no lo logro
si germina un arrebato
no termino".
IV
¿Quién entiende la palabra, la música toda?
Más allá de obsidiana y lapislázuli,
más acá de instrucciones y lo pedestre.
Quien la entiende la da en muestras.
Ha de ser transparente, la palabra,
o seducir, sin disyuntivas.
Ha de saber a agua de piedra,
de barro, de cántaro,
no a biblioteca.
O sólo si ésta es piedra y gloria inerte,
no a polilla, hongo vivo
comiéndose el acervo.
Ha de traerme de nuevo la vida,
devolverme el dolor,
y maquillar las horas.
V
(Pausa).
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