sábado, 20 de septiembre de 2014

Herejías

Se acerca una alumna al terminar mi clase.
- Bueno, yo soy muy directa, y... esteee... bueno, lo que dijiste la clase pasada, es que... bueno, a mí no... o sea que... es que lo que dijiste yo no... bueno...
- No estás siendo directa. No te entiendo nada.
- Bueno, es queee... lo que dijiste de la religión me ofende porque no es como lo que a mí me dijeron cuando estaba chiquita, y ya no quiero estar en tu grupo.
- Si te sientes ofendida cuando alguien afirma algo distinto a lo que te dijeron cuando estabas chiquita, entonces no tengo problema alguno con que te cambies de grupo.

En otro momento, otra persona: "Cuando dijiste en clase que Dios no tiene pene, me pusiste a dudar. Pero ya pregunté a mis papás y me dijeron que Dios sí es hombre. Yo no voy a cambiar eso que creo, y no deberías de hacer dudar a tus alumnos".

Agosto de 2014.

Que por pura envidia en flor

Me fui mordiendo,
decantando en vicios ligeros
al paso de una culpa que roe,
despacito.

Maldiciendo
para no exponerme sobrio
ni muy limpio,
candidato a doce dientes.

No es mi culpa
que por pura envidia en flor
ni los gritos de mi infancia se demuden.

No es normal, al fin y al cabo,
que la madre de los cuervos masque el fondo,
empedrada la vergüenza en las encías.


Septiembre de 2014.

viernes, 5 de septiembre de 2014

El prodigio del "siquiera" y la ilusión del "todavía"

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(Están los que escriben bien, los que escriben mucho, están los que publican mucho blog. ¿Será menos aciago perpetuarse?

Construir un pantheon y embrutecerme: Rojas, Pacheco, Gorostiza.

Por pura esperanza, creo. Porque busco. Porque quiero salvarme. Porque me escasea el rock y por cobarde).


I

Me inmolé de atardeceres.
Me rubriqué silencio.
¿Qué la letra, si no
sacramento, sacristía, sacrilegio?

Era el mito, la inocencia, el arrebato,
la raída letanía de los inviernos.

Y fue la vista.
Aun (aún), cuando era el canto: el ojo.
La cuerda: la silueta.

Y escuché sólo por el deseo del tacto.
De pies ligeros, muecas.
De pura distancia, extraviado.

Me escribí "bufón"
en los zapatos puntiagudos
para que sólo agachándose leyeran.


II

"Inexorable" es palabra de poesía.
"Conjuro" también.
"Maltrecho" y "sino"
"Apócrifo", "luciérnaga" y "vedado".
"Profeta", "cántaro" y "nido".

(Me reconozco cerca de la dimensión simbólica. Admito mi liturgia no elegante).

Habría, sí, que dar combate
al manantial que decanta en lo fingido.

"La ciudad se emancipó de inviernos.
Simulacros que amamantan lo prohibido".

Y en los ecos no poblados de mi angustia
el prodigio del "siquiera" y la ilusión del "todavía",
sílabas y malabares,
verso libre, tiranía.


III

"Deshidrátame en cristales.
En tu piel, que es sacramento.

"De los golpes acaecidos,
del suplicio que me invento

"Profanando tempestades
rubricándose en el viento

"Deslavándose gerundios
No concilio, no lo logro
si germina un arrebato
no termino".


IV

¿Quién entiende la palabra, la música toda?
Más allá de obsidiana y lapislázuli,
más acá de instrucciones y lo pedestre.
Quien la entiende la da en muestras.

Ha de ser transparente, la palabra,
o seducir, sin disyuntivas.
Ha de saber a agua de piedra,
de barro, de cántaro,
no a biblioteca.

O sólo si ésta es piedra y gloria inerte,
no a polilla, hongo vivo
comiéndose el acervo.

Ha de traerme de nuevo la vida,
devolverme el dolor,
y maquillar las horas.


V

(Pausa).

Galerías

En la Biblioteca de Borges
han de ser limitados los volúmenes,
y la esperanza de cordura
es negar el infinito.

Como en Ellison,

SOY condena.
Sin boca,
¿cómo alcanzar la orilla?

Acá la fe
se sirve en certeza rancia,
así espero, ignoro.